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Pérdida de olfato post COVID-19. Indicador de alteraciones cerebrales
Una investigación científica chilena publicado en la revista Scientific Reports revela que los pacientes que experimentaron anosmia (pérdida total del olfato) durante la fase aguda de COVID-19, incluso en casos leves, presentaron alteraciones a nivel cerebral. El estudio, llevado a cabo por académicos del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo, analizó a 73 adultos recuperados de la enfermedad, evidenciando cambios en la actividad cerebral durante la toma de decisiones, como una mayor impulsividad, en aquellos que sufrieron anosmia. Las resonancias magnéticas también mostraron una disminución de la materia blanca y un adelgazamiento cortical en áreas del cerebro encargadas de procesar información sensorial. Estos resultados sugieren que la anosmia podría ser un indicador de riesgo para desarrollar secuelas neurológicas tras COVID-19 especialmente en aquellos que no requirieron hospitalización. |
El estudio incluyó un grupo de control compuesto por 27 personas sin antecedentes de COVID-19. Los investigadores descubrieron que aquellos que experimentaron anosmia mostraban cambios conductuales, funcionales y estructurales en el cerebro, a pesar de que muchos ya no presentaban una pérdida perceptible del olfato. En particular, se observó una mayor impulsividad en la toma de decisiones y una menor actividad cerebral en las regiones involucradas en este proceso, además de un adelgazamiento de la materia blanca en las áreas parietales del cerebro. "Por lo tanto, la anosmia (pérdida de olfato) podría servir tanto como un posible marcador de daño inducido por el virus en los tejidos neuronales, como un marcador de personas susceptibles a daño cerebral", afirma la autora del estudio, la Dra. Alejandra Figueroa. Estos hallazgos sugieren que la anosmia podría utilizarse como biomarcador para identificar a quienes se beneficiarían de un seguimiento neurológico más cercano tras una infección por COVID-19, incluso sin síntomas neurológicos evidentes.
Un equipo de investigadores chilenos del Laboratorio de Neurociencia Social y Neuromodulación del CICS de la Universidad del Desarrollo, liderado por el Dr. Pablo Billeke y la Dra. Alejandra Figueroa-Vargas, investigó si la anosmia durante la fase aguda de la infección podría ser un indicador de alteraciones cerebrales a largo plazo, especialmente en áreas como la materia blanca, la cognición y las funciones ejecutivas.
El estudio sobre las alteraciones cerebrales asociadas a la anosmia se llevó a cabo en Santiago, Chile. Los participantes asistieron a sesiones de evaluación en dos instituciones especializadas, donde se realizaron resonancias magnéticas y pruebas cognitivas para analizar cambios cerebrales en pacientes recuperados de COVID-19.
El estudio se realizó entre febrero de 2020 y mayo de 2023, con la participación de 100 pacientes, 73 de los cuales fueron diagnosticados con COVID-19 mediante pruebas PCR. Los pacientes fueron evaluados en promedio 9 meses después de su diagnóstico inicial, lo que permitió observar cambios a largo plazo en la materia blanca, cognición y funciones ejecutivas en relación con la anosmia.
Esta investigación, publicada en la revista Scientific Reports, indexada en el cuartil superior desde 2012, tiene importantes implicaciones. Los resultados sugieren que la anosmia podría ser un indicador temprano de alteraciones cerebrales a largo plazo, incluso en casos leves de COVID-19.
El objetivo principal del estudio fue determinar si la anosmia, un síntoma frecuente del COVID-19, podía ser un indicador temprano de alteraciones cerebrales a largo plazo. Se analizaron posibles correlaciones entre la pérdida del olfato y cambios en la estructura y función cerebral.
Los investigadores evaluaron a 100 pacientes, de los cuales 73 fueron diagnosticados con COVID-19, excluyendo a aquellos con condiciones neurológicas previas. Se realizaron pruebas cognitivas y resonancias magnéticas para evaluar la relación entre anosmia y cambios en la estructura cerebral, utilizando modelos lineales generales para analizar las diferencias entre los grupos.
Los expertos afirman que la anosmia podría ser un indicador de alteraciones cerebrales a largo plazo, lo que resalta la importancia de su consideración como un factor de riesgo. Estos hallazgos justifican un seguimiento neurológico más cercano para prevenir posibles secuelas.
Si bien el estudio aporta información valiosa, los autores enfatizan la necesidad de investigaciones adicionales para determinar si la anosmia es un indicador directo de daño neurológico o refleja una mayor susceptibilidad. Se requiere replicar estos hallazgos utilizando pruebas clínicas objetivas y analizar el impacto de las variantes del SARS-CoV-2 en la aparición de alteraciones cerebrales."
EQUIPO DE INVESTIGADORES
AUTORES | INSTITUCION |
Leonie Kausel |
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Alejandra Figueroa-Vargas |
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Francisco Zamorano |
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Ximena Stecher | Universidad del Desarrollo |
Mauricio Aspé-Sánchez | Universidad de Valparaíso |
Patricio Carvajal-Paredes | Universidad del Desarrollo |
Víctor Márquez-Rodríguez | Universidad del Desarrollo |
María Paz Martínez-Molina | Universidad del Desarrollo |
Claudio Román | Universidad de Valparaíso |
Patricio Soto-Fernández |
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Gabriela Valdebenito-Oyarzo | Universidad del Desarrollo |
Carla Manterola | Universidad del Desarrollo |
Reinaldo Uribe-San-Martín |
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Claudio Silva | Universidad del Desarrollo |
Rodrigo Henríquez-Ch | Pontificia Universidad Católica de Chile |
Francisco Aboitiz | Pontificia Universidad Católica de Chile |
Rafael Polania | Department of Health Sciences and Technology |
Pamela Guevara | Universidad de Concepción |
Paula Muñoz-Venturelli | Universidad del Desarrollo |
Patricia Soto-Icaza | Universidad del Desarrollo |
Pablo Billeke | Universidad del Desarrollo |
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