AICA
Saturday, March 20, 2021 Arturo Rubio Torres

FOTODIODOS

 

Felipe Andrés Larraín Benavides, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias (FIC) de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) es parte del equipo formado por:

AUTOR

FILIACION

Fuentes-Hernández, Canek

School of electrical and Computer Engineerin at Georgia Institute of technology. EE.UU.

Chou, Wen-Fang

School of electrcal and Computer Engineerin at Georgia Institute of technology. EE.UU.

Khan, Talha M.

School of Electrical and Computer Engineering, College of Engineering at Georgia Institute of Technology

Diniz, Larissa

Georgia Institute of Technology

Lukens, Julia

Industrial Economics, Inc., Cambridge, MA, United States of America.

Rodríguez-Toro, Víctor A.

School of electrical and Computer Engineerin at Georgia Institute of technology. EE.UU.

Kippelen, Bernard

School of electrical and Computer Engineerin at Georgia Institute of technology. EE.UU.

Este equipo ha publicado un artículo en Science, (https://science.sciencemag.org/content/370/6517/698), donde dan cuenta de una investigación que lo lleva afirmar que los fotodiodos orgánicos flexibles son 10 veces más eficientes que los sensores actuales de silicio, para la electrónica orgánica chilena este estudio abre grandes oportunidades, además, de generar un impacto importante en el área de la salud y energía. Implica que es posible crear adhesivos semitransparentes que producen energía que pueden ser aplicados a:

  • Edificios inteligentes,
  • Piel humana con propósito de monitorear signos vitales, ya sea en pacientes de urgencias o en recién nacidos.
  • Embarcaciones a vela.
  • Carpas para montañistas.
  • Audífonos autónomos, etc.
Felipe Andrés Larraín Benavides
Larraín Benavides declaro: “la electrónica orgánica y los materiales híbridos orgánicos-inorgánicos representan una oportunidad única para nuestro país. La invitación está abierta para que investigadores chilenos se sumen al desafío de desarrollar tecnología con estos materiales. A diferencia de la electrónica convencional dominada por Norteamérica o Corea, existe un espacio para hacer contribuciones relevantes en tecnologías menos maduras comercialmente y con barreras de entrada mucho menores en términos de la infraestructura que se requiere para su manufactura, como la electrónica orgánica”.
 

Durante siete (7) años en el Georgia Institute of Technology (GT), se desarrolló el estudio que vio la luz pública el 6 de noviembre del 2020 en el Volumen 370, número 6517 de Science, contando con el financiamiento de fondos federales del Laboratorio de Investigaciones Navales (NRL, por sus siglas en inglés), y la Agencia para la No Proliferación Nuclear de los Estados Unidos.

 

Fuente