Monday, July 01, 2024 Arturo Rubio Torres

Dra, Paula C Ugalde

Un nuevo artículo científico publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ofrece una mirada reveladora sobre los primeros habitantes del Desierto de Atacama. Contrario a la creencia tradicional de que esta región era solo una zona de tránsito, la investigación científica, basada en el análisis de tocones de árboles y datación por Radiocarbono, demuestra que grupos humanos establecieron campamentos residenciales en la Pampa del Tamarugal hace más de 11.000 años. El estudio destaca la importancia de los bosques, especialmente de especies como el Schinus molle y el Strombocarpa tamarugo, en la Supervivencia y organización social de estos primeros pobladores, quienes ubicaban sus viviendas bajo las copas de los árboles y utilizaban la madera para la construcción de herramientas y como combustible.


Un equipo de investigadores ha descubierto que, contrariamente a la creencia popular, los grupos humanos establecieron una presencia permanente en el Desierto de Atacama hace 13.000 años. A través del análisis de tocones de árboles y la datación por Radiocarbono, los científicos encontraron evidencia de campamentos residenciales en la Pampa del Tamarugal que datan de hace 12.800 a 11.200 años. El estudio revela que estos primeros habitantes se establecieron alrededor de arboledas, particularmente de las especies Schinus molle y Strombocarpa tamarugo, utilizándolas para protección, leña y materiales de construcción. Este hallazgo desafía la idea tradicional de que el Desierto de Atacama era solo una zona de tránsito y subraya la importancia de los árboles en la Supervivencia y organización social de los primeros pobladores. La investigación sugiere que la presencia de estos oasis de árboles, junto a la disponibilidad de agua, contribuyó a la elección de la Pampa del Tamarugal como lugar de residencia a largo plazo.

El reciente descubrimiento que ha cambiado la comprensión sobre los primeros habitantes del Desierto de Atacama es el resultado de un esfuerzo conjunto de múltiples instituciones académicas. El estudio, liderado por la Universidad Alberto Hurtado y el Núcleo Milenio AFOREST, contó con la participación de investigadores del Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado, el Instituto de Ecología y Biodiversidad, la Universidad de Tarapacá y la Pontificia Universidad Católica de Chile. La investigación, que involucró extensos trabajos de campo, análisis de laboratorio y modelado, fue posible gracias a la colaboración de expertos en Arqueología, ecología, geología y antropología, entre otras disciplinas. Este equipo multidisciplinario trabajó en conjunto para analizar restos de Asentamientos tempranos, datar tocones de árboles y reconstruir el clima y el paisaje de la Pampa del Tamarugal durante los últimos 18.000 años.

Investigaciones recientes han permitido determinar con mayor exactitud el lugar donde se asentaron los primeros habitantes del Desierto de Atacama. Los estudios se centraron en la Pampa del Tamarugal, ubicada en la actual Región de Tarapacá, específicamente en los abanicos aluviales de las Quebradas Maní y Guatacondo. La Dra, Paula C Ugalde, investigadora que lideró el estudio, perteneciente al Departamento de Antropología de la Universidad Alberto Hurtado y Núcleo Milenio AFOREST comenta que: "Entre el trabajo de campo, de análisis de laboratorio y escritura de la tesis, fueron aproximadamente dos años y medio de trabajo, más unos seis meses para escribir este artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)". Se estudiaron cinco campamentos arqueológicos del Pleistoceno tardío y Holoceno temprano, revelando que las poblaciones de la época se establecían bajo las copas de los árboles en este lugar. "Los pueblos más cercanos son Pica y Guatacondo y la ciudad más cercana es Iquique. El fenómeno podría encontrarse en otras zonas del norte, pero pensamos que para encontrar los vestigios de un bosque de este tipo se requiere de la extraordinaria preservación de la Pampa del Tamarugal o del núcleo más árido del desierto. Es difícil que en otras zonas de Chile, más al sur del Desierto de Atacama, se preserve la materia orgánica de esta forma, por lo que debemos procurar cuidar estas evidencias que nos enseñan sobre las distintas relaciones que han tenido los seres humanos con su entorno". La importancia de este hallazgo radica en que la Pampa del Tamarugal conserva una riqueza cultural e histórica única, evidenciada en la presencia de "bosques fantasmas" y "aguas fósiles" que permitieron la vida en este entorno hostil.

Un equipo multidisciplinario de científicos ha determinado que la ocupación humana de la Pampa del Tamarugal, en el Desierto de Atacama, tuvo lugar durante la transición del Pleistoceno tardío al Holoceno temprano. Mediante la datación por Radiocarbono de restos arqueológicos y tocones de árboles, los investigadores establecieron que este proceso se desarrolló entre 12.800 y 11.200 años antes del presente. Estos campamentos arqueológicos encontrados en los abanicos aluviales de los drenajes Maní y Guatacondo fueron asentados durante la transición Pleistoceno tardío-Holoceno temprano en el núcleo hiperárido del Desierto de Atacama. El aumento de las precipitaciones en esta época en los Andes condujo al desarrollo de un paisaje más húmedo y verde que el actual. Este periodo coincide con el Evento Pluvial Central Andino (CAPE II), caracterizado por un aumento de las precipitaciones en los Andes, lo que generó un paisaje más verde y húmedo en esta zona usualmente hiperárida. La presencia de Asentamientos humanos en este periodo, evidencian la capacidad de adaptación de estos primeros pobladores a las condiciones extremas del Desierto de Atacama.

Este estudio, es importante porque arroja luz sobre la capacidad de adaptación de los primeros habitantes del Desierto de Atacama a un entorno hostil y desafiante. Los autores opinan que: "Los árboles no solo proporcionan leña y frutos, sino también estructuras naturales que ofrecen protección contra los elementos y generan entornos bióticamente ricos. Este estudio presenta un registro cartografiado y fechado de árboles asociados con sitios del Pleistoceno tardío/Holoceno temprano y explora diferentes relaciones entre los cazadores-recolectores y los árboles, más allá de la utilización de la madera como combustible, sino los árboles como parte del paisaje". Además, el estudio cuestiona la idea preconcebida de que la movilidad de los cazadores-recolectores se basaba únicamente en la disponibilidad de agua, demostrando que la presencia de árboles, especialmente el Strombocarpa tamarugo y el Schinus molle, también fue un factor determinante en la elección de los lugares de asentamiento. Estos hallazgos obligan a reevaluar las estrategias de adaptación de los primeros pobladores americanos y la importancia de los Recursos arbóreos en la configuración de los patrones de asentamiento en ambientes áridos. La investigación también destaca la necesidad de analizar las interacciones entre el ser humano y la naturaleza desde una perspectiva más amplia, considerando no solo la explotación de Recursos, sino también la preservación y el respeto por el entorno. ## Nuestro estudio […] plantea una pregunta: ¿cómo podemos entender un registro arqueológico de algo que no fue explotado, sino preservado? ##

Este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), es importante porque arroja luz sobre la capacidad de adaptación de los primeros habitantes del Desierto de Atacama a un entorno hostil y desafiante. Los autores destacan que: "Los árboles no solo proporcionan leña y frutos, sino también estructuras naturales que ofrecen protección contra los elementos y generan entornos bióticamente ricos. Este estudio presenta un registro cartografiado y fechado de árboles asociados con sitios del Pleistoceno tardío/Holoceno temprano y explora diferentes relaciones entre los cazadores-recolectores y los árboles, más allá de la utilización de la madera como combustible, sino los árboles como parte del paisaje". Además, el estudio cuestiona la idea preconcebida de que la movilidad de los cazadores-recolectores se basaba únicamente en la disponibilidad de agua, demostrando que la presencia de árboles, especialmente el Strombocarpa tamarugo y el Schinus molle, también fue un factor determinante en la elección de los lugares de asentamiento. Estos hallazgos obligan a reevaluar las estrategias de adaptación de los primeros pobladores americanos y la importancia de los Recursos arbóreos en la configuración de los patrones de asentamiento en ambientes áridos. La investigación también destaca la necesidad de analizar las interacciones entre el ser humano y la naturaleza desde una perspectiva más amplia, considerando no solo la explotación de Recursos, sino también la preservación y el respeto por el entorno.

Esta investigación científica busca comprender mejor la relación entre los primeros humanos y su entorno, más allá de la simple explotación de Recursos. Este estudio presenta un registro cartografiado y fechado de árboles asociados con sitios del Pleistoceno tardío/Holoceno temprano y explora diferentes relaciones entre los cazadores-recolectores y los árboles, más allá de la utilización de la madera como combustible, sino los árboles como parte del paisaje. Con un análisis exhaustivo de restos de árboles, con ello se pretende reconstruir el paisaje del Desierto de Atacama hace miles de años, y comprender cómo los primeros habitantes utilizaron los árboles no solo como combustible, sino también como refugio y puntos de encuentro. Al determinar la elección específica de ciertas especies de árboles para la construcción de herramientas y el uso de leña, los investigadores buscan comprender las estrategias de Supervivencia y adaptación de estos primeros pobladores en un entorno tan extremo.

Este artículo de Investigación Científica arroja luz sobre cómo los primeros habitantes del Desierto de Atacama lograron establecerse en este entorno tan hostil. Los investigadores descubrieron que la clave de su Supervivencia radicaba en la presencia de oasis formados por humedales y arboledas durante la transición del Pleistoceno Tardío al Holoceno Temprano. El aumento de las precipitaciones en esta época en los Andes condujo al desarrollo de un paisaje más húmedo y verde que el actual, verdaderos oasis. La Dra. Eugenia Gayó, investigadora del Departamento de Geografía Universidad de Chile, Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) indicó que: "Paradójicamente, los hemos llamado los ´bosques fantasmas´, porque se desarrollaron en un momento en que el ciclo hidrológico del Desierto de Atacama activó la descarga de mucha agua superficial a través del paisaje, pero que una vez que los factores que controlan este ciclo se tornan más similares a los actuales, estos bosques desaparecieron, pero dejando huellas: los tocones". Junto con la coincidencia espacial y cronológica de campamentos, fogones y árboles, el estudio propone que la gente utilizó las especies más abundantes y resistentes para crear sus hogares, promoviendo a su vez oasis de fertilidad en medio de la hiperaridez de Atacama. La investigación se basa en el análisis de más de 150 tocones de árboles conservados alrededor de cinco campamentos arqueológicos, lo que demuestra una correlación espacial y cronológica entre la ubicación de los árboles y los fogones. Esta evidencia sugiere que los primeros habitantes del Desierto de Atacama no solo se adaptaron a las condiciones extremas, sino que también aprovecharon los Recursos disponibles para crear un entorno habitable.

Expertos en Arqueología y ecología histórica de universidades chilenas, como la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad de Tarapacá, destacan la importancia de los árboles como elemento clave en el establecimiento de los primeros habitantes del Desierto de Atacama. La Dra, Paula C Ugalde, líder del estudio, explica que: " Primero tenemos que imaginar que el Desierto de Atacama ha sido un desierto hiperárido por varios millones de años. Por lo tanto, cuando los seres humanos llegaron a este lugar por primera vez, se encontraron con un paisaje con una nula caída de lluvias, por lo que la vegetación, restringida a oasis y zonas ribereñas activas en esa época (hace unos 13 mil años), dependía de lluvias en el Altiplano y tierras altas de los Andes". Por otra parte la Dra. Eugenia Gayó, coautora del estudio, añade: "En este sentido, la Pampa de Tamarugal constituye una especie de libro que ha guardado por miles de año huellas de dónde, cuándo, y cómo se ha desarrollado la vida humana en el Norte Grande de Chile". Los investigadores coinciden en que la presencia de árboles, especialmente Strombocarpa tamarugo y Schinus molle, no solo proporcionó leña, sino que también creó verdaderos oasis de fertilidad, atrayendo tanto a personas como a animales y configurando puntos de encuentro para viajeros.

Tras el descubrimiento de que grupos humanos vivieron de forma estable en el Desierto de Atacama hace 13 mil años, utilizando los árboles como elemento clave para su Supervivencia, surge la pregunta: ¿qué sigue ahora? Para la Dra. Ugalde, la prioridad reside en la protección de estos valiosos vestigios del pasado: "Es difícil que en otras zonas de Chile, más al sur del Desierto de Atacama, se preserve la materia orgánica de esta forma, por lo que debemos procurar cuidar estas evidencias que nos enseñan sobre las distintas relaciones que han tenido los seres humanos con su entorno". El equipo de investigación, conformado por arqueólogos, ecólogos, geólogos y antropólogos, planea continuar explorando la Pampa del Tamarugal en busca de nuevos hallazgos que arrojen luz sobre la historia de los primeros habitantes de Atacama y cómo construyeron su relación con un entorno tan hostil. El estudio de los "bosques fantasmas" y su relación con las "aguas fósiles" se presenta como un área de investigación prometedora para comprender la resiliencia humana y la capacidad de adaptación a ambientes extremos.

 

EQUIPO DE INVESTIGADORES

 

AUTORES INSTITUCION
Paula C. Ugalde
  1. Universidad Alberto Hurtado
  2. Núcleo Milenio de Ecología Histórica Aplicada para los Bosques Áridos (AFOREST)
Delphine Joly Universidad de Tarapacá
Claudio Latorre
  1. Pontificia Universidad Católica de Chile
  2. Institute of Ecology and Biodiversity
Eugenia M. Gayo
  1. Institute of Ecology and Biodiversity
  2. Universidad de Chile
Rafael Labarca Pontificia Universidad Católica de Chile
Mikhaela Simunovic Pontificia Universidad Católica de Chile
Virginia McRostie
  1. Núcleo Milenio de Ecología Histórica Aplicada para los Bosques Áridos (AFOREST)
  2. Pontificia Universidad Católica de Chile
Vance T. Holliday The University of Arizona
Jay Quade The University of Arizona
Calogero M. Santoro Universidad de Tarapacá

 

 

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